El movimiento mecánico calcifica las ideas,
sí detenerme resuelve la dilogía, ¡ordeno a mis pies detenerse¡.
Se conjuga tiempo- espacio a pesar de ser subjetivos,
todo de repente gira y acontece a mi derredor.
Esa pequeña gota que engrandece al mar algunos lo llama,
ilusión óptica, espejismos capaz de atravesar la luz y el aire.
En la minúscula célula reside el milagro de la vida,
me resisto a permanecer recto, opuesto.
Libero mis sentidos que alborotados se descubren, tan locos, tan plenos.
¡Vaya encrucijada¡, la acción de lo simple cayendo al conocimiento puro de ejecutar,
pies vencidos de caminar subordinados a la tierra.
Sí detenerme significa recrear, pintar los murales de Pompeya,
cubrir de flores la tierra.
¡Ordeno a mis pies detenerse¡.