Se cubrió la boca con la mano derecha no era momento para hablar, el tiempo habría de sanar las heridas. Un silencio de palabras amontonadas había dejado mella en el cuerpo. Trató de orientarlas por otras vías y los sentidos estallaron. Guardar en la garganta las emociones y en el estómago una lluvia ácida. Omitir una vez significa morder los labios. Había cambiado su mirada. Se endurecieron las manos de tanto cerrar el puño. Tuvo que mirarse en el espejo para descubrir que era otra persona. El camino que recorres a veces te regresa al punto de partida. Hay momentos en que te conviertes en plagio de ti mismo, racionalizas cada acto y terminas convenciéndote. Pareces vivir en un eterno desdoblamiento. Cuando se acerca la hora destinada, toma de ti todo lo que le pertenece. Pero no le pertenece tu silencio ni tus emociones, sólo los huesos. Abre la boca. No cierres tus labios. Que la mano derecha abrace. La vida siempre te da oportunidades de transformar la oscuridad en luz.